Adoptada por la IX Conferencia Internacional Americana en Bogotá en abril de 1948, es un antecedente clave de la adopción de la Declaración Universal de Derechos Humanos en diciembre del mismo año. Su espíritu marca la libertad y la igualdad en dignidad y derechos para todos los hombres, así como la importancia de que el cumplimiento del deber es exigencia del derecho de todos. Tiene jerarquía constitucional desde 1994.